El uso del papel para la impresión ha sido siempre un tema controvertido. Constituye una de las preocupaciones fundamentales de quienes fomentan un desarrollo sustentable que no afecte la integridad del medio ambiente.
Sin embargo, impresión y sustentabilidad no es ya una contradicción, gracias a las etiquetas FSC, que sirven de garantía para los consumidores respecto del origen de las herramientas que se utilizan.
Tecnología que reduce el impacto en el ambiente
Hoy en día, son cada vez más las personas que se interesan por conocer la procedencia de los productos que consumen o que se utilizan en los establecimientos a los que acuden. Asimismo, son cada vez más las personas que toman conciencia acerca de la importancia del cuidado del entorno y adquieren un compromiso creciente con ello. Entre las problemáticas que más preocupación están generando, se destaca esencialmente la deforestación. Por esta razón, las empresas que trabajan con productos derivados de este proceso son las primeras en ser señaladas. Es para garantizar el compromiso de estas empresas y la condición de “no-nocivo” de su accionar, que surgen las etiquetas FSC.
¿En qué consiste la certificación FSC?
La certificación FSC sirve de garantía para los clientes de estas empresas, de que los productos y los métodos a partir de los cuáles se trabaja no son nocivos para el medio ambiente. Para poder adquirirla, las empresas deben necesariamente cumplir con un total de diez normas acerca del uso responsable de los recursos forestales. Se trata de normas de aplicación global que tienen por fin garantizar la protección del ambiente y de los recursos naturales.
Cuando una empresa o imprenta presenta certificación FSC, los usuarios y compradores pueden sentir confianza de que están llevando a cabo sus transacciones con una entidad que respeta el medio ambiente.